La Colegiata de San Pedro es otra de las fundaciones monasteriales que la monarquía asturiana promovió en una época a caballo entre los siglos VIII y IX para afianzar la repoblación de los territorios interiores del reino. Su situación no puede llamarnos a engaño: se encuentra en las inmediaciones del puerto de Pozazal, ruta de paso entre la costa cantábrica y la meseta ya utilizada por los romanos, quienes eligieron este enclave natural para abrir la calzada que desde Pisoraca (Herrera de Pisuerga) bajaba por el valle del Besaya hasta Portus Blendium (Suances) y así mantener activo el comercio con las Galias.
De las antiguas dependencias del monasterio sólo se conservan la iglesia y la torre. La primera referencia documental se remonta al año 999, cuando el conde castellano Sancho García le concede fuero. El edificio hoy visible se empezó a construir en 1129 y se terminó con la elevación de la torre en 1199. Se transformó en colegiata o bien en 1135, momento en que se menciona por primera vez la existencia de canónigos, o bien en el año 1186, cuando el rey Alfonso VIII la conmuta por Santa Eufemia de Cozuelos (Palencia) para donar el cenobio palentino a la Orden de Santiago. Fue declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1895.