Por los restos conservados podemos asegurar que nos encontramos ante un templo de una sola nave levantado con sillares de arenisca para los muros y piedra caliza en el caso de capiteles y canecillos. Del proyecto original se mantienen en pie la cabecera (foto 1), compuesta de tramo recto presbiterial y hemiciclo absidal, y algunos sillares de los muros de la nave. Hoy se han consolidado algunas de las piedras y se ha reformado el tejado, pero las humedades han hecho mella en la cara interior de sus muros ya que fueron muchos los años en que estuvo abandonada a su suerte.
La transición entre presbiterio y hemiciclo se realiza por medio de columnas entregas, del mismo modo que otras dos semicolumnas dividen el tambor ábsidal en tres calles. Todas estas semicolumnas llevan bases de perfil ático y capiteles esculpidos que, junto a los canecillos, sirven para sostener el alero. Los fustes, por desgracia, han perdido algunos de sus tambores (fotos 3 a 7). |