ejancas: glesia de an iguel

La última población que visitaremos será Cejancas. Nos hemos desviado del cauce del río Ebro y estamos siguiendo su afluente, el río Panero. Al igual que los pueblos del valle, Cejancas contaba con un número considerable de habitantes que se dedicaban a las tareas agrícolas y ganaderas. Pero a mediados del siglo XX la emigración causó estragos en la zona y actualmente en Cejancas conviven unos ocho habitantes. A unos 500 m. de la población se han hallado restos de la antigua Çiiangas de Suso, donde parece ser que hubo un castillo y un monasterio subsidiario del monasterio de Santa Juliana, según estudios de García Guinea. También en los alrededores podemos encontrar grabados y pinturas en cuevas, que fueron declarados Bien de Interés Cultural como Zona Arqueológica y que pueden pertenecer a la Edad del Bronce.
La iglesia de San Miguel se encuentra a la entrada de la población. Ha sufrido transformaciones, pero mantiene de la fábrica románica una sola nave y el ábside rectangular.

ESPADAÑA Y HASTIAL DE PONIENTE. PORTADA OESTE. PORTADA OESTE: DETALLE.

La espadaña (foto 1) ha sido modificada en casi su totalidad. En su parte inferior conserva una puerta tapiada que pudiera ser la original (foto 2). Ésta es de factura sencilla, presenta arco de medio punto con chambrana de escocia que descansa sobre cimacios de moldura lisa (foto 3). En ambas jambas se encuentran cruces grabadas dentro de círculos, la izquierda es simple y la derecha es patada.

FACHADA MERIDIONAL.

La nave, en su muro sur, fue modificada al añadirle un husillo en su extremo izquierdo al que se le abrió una ventana (foto 4). El ábside es rectangular y de la misma altura que la nave. Fue construído en dos etapas, de la primera conserva la ventana románica y de la segunda un óculo con moldura que debió sustituir una ventana (foto 5). La nave y el ábside se completan con cornisa y once canecillos.

ÁBSIDE RECTANGULAR: VISTA DESDE EL SURESTE. MURO NORTE.

El muro norte también conserva los canecillos (foto 6). En ambos lados del muro y en el ábside la mayoría de los canecillos son de punta de diamante de gran tamaño.