El exterior del ábside (foto 1), aparte de la esbelta torre de la que hablaremos más adelante, es una de las partes de la fábrica que hacen de la iglesia de San Pedro el ejemplo en el que el resto de iglesias del grupo se miran. Aquí, el arquetipo se ejecuta a la perfección y, afortunadamente, se ha mantenido casi intacto a lo largo de los siglos. Incluiremos en este apartado las ventanas de las capillas laterales que flanquean el hemiciclo.
El exterior del muro absidal (fotos 2 a 6) se articula con los habituales componentes: siete arquillos ciegos que apean sobre lesenas y, sobre ellos, enmarcado por doble cornisa e imposta de grueso baquetón, el friso de rollos o semicilindros verticales. Tres aberturas a modo de aspillera permiten la iluminación del interior de la cabecera: las dos de las capillas laterales y la de la ventana central.
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